sábado, 8 de julio de 2017

LA IMPUNIDAD EN LAS REDES SOCIALES


Como decía Don Sebastián en la Verbena de la Paloma, hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. Si adaptamos esta frase a la actualidad de este siglo veintiuno, tan esperanzador como preocupante, es inevitable referirnos a los enormes avances del mundo tecnológico: Informática, internet, redes sociales. Todos estos conceptos, en muy poco tiempo, han sobredimensionado las relaciones humanas y han revolucionado el comercio y la económica mundial.

Son indudables los avances producidos con el uso de las nuevas tecnologías. Las redes sociales, en sus diferentes exponentes,  están condicionando las interconexiones cotidianas entre las personas de todo el mundo. Las distancias se anulan en la comunicación. Podríamos decir que los diálogos, al carecer de la presencia corporal y de la cohibición ante la inmediatez física, se humanizan, se sinceran... Es evidente que las nuevas tecnologías han producido un enorme cambio mundial en todos los sentidos.

Sin embargo, todas estas herramientas de relación social, se han puestos en nuestras manos sin unas reglas de uso, sin un código ético de conducta, sin una clara y eficiente legislación aplicable. Este es el caso, en concreto, de las redes sociales: Facebook, Wasap, Twitter, etc.

No hay día que no se produzcan menosprecios, insultos, descalificaciones gratuitas, injurias, calumnias o faltas de respeto en las redes sociales, muchas de ellas amparadas en el anonimato o en la permisividad temerosa de la administración ante la influencia de estos medios en la opinión pública. En este, como en otros temas de actualidad, parece que hay un miedo escénico a la aplicación de la ley, cuando es de lógica que la ley debería estar hecha para ser aplicada con justicia siempre que la evidencia de los hechos lo requiera

La ley debe tener un control en el uso de la palabra en estas nuevas formas de relación verbal, por supuesto, sin coartar la libertad de expresión, pero cuando lo que se dice o se escribe se usa como insulto, injuria o calumnia, con falta de respeto y sin atenernos a los más esenciales principios morales, educación o decoro, estamos incurriendo en delitos que deben ser castigados por ley.

Es conveniente recordar que tanto mayor es el daño causado cuanto más difusión se le da a la palabra, caso de las redes sociales. La autoridad debe actuar de oficio y sin ambigüedades cuando se constate un delito flagrante de atentado a la dignidad personal.

Son claras y evidentes las enormes ventajas positivas que el uso de las nuevas tecnologías ha aportado a nuestro sociedad, pero, precisamente por ello, por su importancia social y humana, al escribir u opinar en este amplísimo espacio de comunicación, debemos hacerlo con cuidado; con plena libertad, sí, pero siendo conscientes del correcto uso de aquello que expresemos y difundimos, y, en todo caso sabiendo que existe, para nuestra tranquilidad, una predisposición legislativa actuante en caso de faltas o delitos por el uso incorrecto de las palabras en las redes sociales.