HABLAR PARA ENTENDERNOS.
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Uno observa y piensa, metido, como un
grano de vida más, entre una sociedad manipulada por infinidad de influencias.
Mientras vamos comprobando y sufriendo que la clase política pierde claramente
su valor genético ante la lucha irresponsable de intereses de poder, no
sabiendo o no queriendo encontrar cauces de entendimiento que hagan factible la
estabilidad de un país que empieza a manifestar síntomas de deterioro
democrático y de retroceso económico; aparece de nuevo, siempre ante el inicio
del curso escolar, la problemática educativa.
Quizá no resida el problema en
reflejar en los libros de texto (evidente amparo legal) las diferentes
peculiaridades, sociales, históricas, científicas etc., y, por consiguiente,
educativas, de las comunidades autónomas. Pero el núcleo básico de la educación
debería ser global, común a todo el territorio nacional. No es admisible, y mas
en el ámbito educativo, intentar falsear la historia o inventarse conceptos
históricos inexistentes porque así lo requieran los fines políticos de cada
territorio. Es la ciencia la que debería tener la última palabra en el diseño
de la estructura educativa y no la política. Las considerables diferencias de
gasto publico en el ámbito educativo entre los diferentes territorios de
España. La enorme proliferación de decretos, leyes y normas relacionadas con la
educación a nivel autonómico. Las diferencias en las materias, en los conceptos
y en los libros de texto, distintos en cada comunidad, disparan el gasto
público en el sector educativo y acentúan las desigualdades entre el alumnado.
No puede ni debe ser sostenible un
sistema que promueve la desigualdad. El Artículo 27 de la
Constitución lo reseña claramente. “Todos tienen el derecho a la educación.
Se reconoce la libertad de enseñanza. La educación tendrá por
objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los
principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades
fundamentales”
No se puede seguir
permitiendo un concepto histórico erróneo como es el de la Corona
Catalano-Aragonesa, concepto que aparece en la pagina web oficial de la
Generalitat de Cataluña y, lo que es mas grave, en los libros de Geografía e
Historia de los colegios catalanes. No es admisible que se intente dejar de
enseñar los ríos de España y del mundo a los alumnos de Canarias, simplemente
porque en ese territorio no hay ríos. Es aberrante pretender limitar el ámbito
educativo a un determinado territorio cuando los conceptos básicos de la
educación son universales.
Una vez escribí que consideraba el
dialogo social y, como consecuencia, el acuerdo, como un gran puzle, en el que
cada pieza debe encajar cediendo y ocupando espacios. Hoy mas que nunca la
sociedad, la clase política, los sectores educativos, necesitamos llegar a
acuerdos a través de un dialogo libre de intereses particulares. Siempre, en
estos casos, nos viene a la mente el ejemplo de la transición. Algunos dirán
que eran otras circunstancias y otros tiempos, pero está claro que, si somos lo
suficientemente sensibles a las necesidades sociales, nos daremos cuenta de que
siempre existen motivos para el dialogo y para el acuerdo y, hoy, quizá, mas
que nunca, por que es hoy, el ahora de ahora.
La
irresponsabilidad de la clase política actual, de abocarnos a unas nuevas
elecciones generales, las cuartas en cuatro años y la de seguir manteniendo un
sistema educativo plagado de anomalías y desigualdades, nos provoca un impulso
contenido de rabia e impotencia a los humildes españolitos de a pie, entre los
que me incluyo.