viernes, 13 de noviembre de 2015

EN DEFENSA DE LAS DIPUTACIONES PROVINCIALES



Recientemente, el Presidente de Ciudadanos, Sr. Albert Rivera, ha propuesto la supresión en España de las Diputaciones Provinciales, y lo ha hecho, en el mismo escenario, en la misma ciudad - desconozco si de forma premeditada o circunstancialmente - donde hace doscientos tres años, las Cortes de Cádiz, en el artículo 325 de aquella, tan histórica como breve, Constitución conocida popularmente como “La Pepa”, promulgó la puesta en marcha de estas instituciones territoriales con el siguiente texto legal: “En cada Provincia habrá Diputación, llamada provincial, para promover su prosperidad...". Desde esa histórica fecha, las Diputaciones Provinciales, han venido desempeñando un importantísimo papel de asesoramiento y apoyo a las entidades locales, y,  sobre todo, a los pequeños y medianos municipios españoles. 
Refiriéndome, en concreto a nuestra provincia, que es, desde un conocimiento más amplio, cercano y directo, la que, en este caso, por proximidad,  nos interesa; considero, basándome en el espíritu de su propuesta, que el Sr Rivera desconoce totalmente la realidad social y territorial de Cáceres. Tal vez ignore, que nuestra provincia es la segunda de España en cuanto a extensión territorial, con una acentuada dispersión poblacional; la componen un total de doscientos diecinueve municipios, de los cuales, el sesenta y dos por ciento son pueblos menores de mil habitantes; siendo un veintiocho por ciento entidades comprendidas entre mil y cinco mil habitantes. Como puede comprenderse, la disponibilidad presupuestaria y económica de estas entidades locales es muy limitada, a la vez que precaria e insuficiente, para hacer frente por si solas al coste de los servicios públicos, que, por ley, justicia, solidaridad, equidad y ecuanimidad, tienen el derecho a recibir los vecinos  de estos pequeños municipios.
Es en este contexto donde la Diputación Provincial realiza un importantísimo papel de asesoramiento, ayuda y apoyo económico a nuestras pequeñas entidades locales: prestaciones tales como, el asesoramiento legal preceptivo, empleo, cultura, deportes, desarrollo local, formación, infraestructuras, recaudación y gestión tributaria, servicio de extinción de incendios, riesgos laborales, etc.
El Sr. Rivera, en el punto número veintisiete de los treinta que componen este documento presentado en Cádiz, y encabezado con el grandilocuente título de “Treinta propuestas para cambiar España”, propone, como ya hemos dicho, la supresión de la Diputaciones Provinciales, estableciendo en el siguiente punto, número veintiocho, como medida complementaria, la fusión de Ayuntamientos.  Bajo mi criterio, en nuestra provincia, existen tres factores importantes en contra de esta medida; estos factores son, las dispersión territorial, el envejecimiento de la población y la identidad propia de cada pueblo. En primer lugar, la fusión de municipios, en zonas de dispersión poblacional, seria alejar a los habitantes de los pequeños pueblos, de los servicios públicos municipales, a la vez que privarlos de la atención administrativa, cálida, cercana, afectiva y efectiva, de que hoy disponen. En segundo lugar, sabido es que los vecinos de estos municipios son en su mayoría, personas mayores, a los que se les causaría un enorme inconveniente al alejarles estos servicios y atenciones fuera de su propio hábitat. Por otra parte, la mayoría de estos pequeños municipios tienen su propia historia, su propia identidad social y cultural, sus raíces, sus origines y su particular dignidad colectiva. Llevar a cabo la fusión de municipios en nuestra provincia, seria eliminar del mapa a los pequeños pueblos cacereños, si no físicamente, si como entidades históricas, colectivas y culturales, junto con la desaparición de valores sociales que ello conllevaría.
En contrapartida a la “fusionante” medida complementaria del Sr. Rivera, es de justicia recordar que ya existen unas agrupaciones de municipios llamadas  mancomunidades, agrupaciones que, a lo largo del tiempo, han venido demostrando su utilidad en las zonas rurales y que, por otra parte, no dejan de ser entidades locales superiores, formadas, en su mayoría, por pequeños pueblos, unidos con el fin de unificar gastos de cara al mantenimiento de los diferentes servicios que prestan a sus vecinos. Por supuesto, estos pueblos, siguen manteniendo, su identidad, su independencia y su propia toma de decisiones.
Por todo ello, pienso que el papel social que desempeñan las Diputaciones Provinciales, doscientos tres años después de su creación en las Cortes de Cádiz, sigue siendo de una actualidad y utilidad indiscutibles en nuestro medio rural; imprescindibles para el mantenimiento y sostenimiento de los pequeños y medianos municipios. Creo también, en contra de los que apoyan la opinión sobre su elevado coste, que la administración dispone de suficientes vías de financiación para cubrir los gastos que supone el mantenimiento de estos servicios.
Término invitando al Sr. Albert Rivera a que visite nuestra provincia de Cáceres, a que ande a pie las calles de nuestros pueblos, a que hable con sus vecinos; en definitiva, a que conozca sobre el terreno la realidad de un entorno rural lleno de atractivos humanos y naturales, al que merece la pena ayudar, manteniendo su estructura territorial y su identidad social.

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