lunes, 9 de septiembre de 2019


HABLAR PARA ENTENDERNOS.
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Uno observa y piensa, metido, como un grano de vida más, entre una sociedad manipulada por infinidad de influencias. Mientras vamos comprobando y sufriendo que la clase política pierde claramente su valor genético ante la lucha irresponsable de intereses de poder, no sabiendo o no queriendo encontrar cauces de entendimiento que hagan factible la estabilidad de un país que empieza a manifestar síntomas de deterioro democrático y de retroceso económico; aparece de nuevo, siempre ante el inicio del curso escolar, la problemática educativa.
Quizá no resida el problema en reflejar en los libros de texto (evidente amparo legal) las diferentes peculiaridades, sociales, históricas, científicas etc., y, por consiguiente, educativas, de las comunidades autónomas. Pero el núcleo básico de la educación debería ser global, común a todo el territorio nacional. No es admisible, y mas en el ámbito educativo, intentar falsear la historia o inventarse conceptos históricos inexistentes porque así lo requieran los fines políticos de cada territorio. Es la ciencia la que debería tener la última palabra en el diseño de la estructura educativa y no la política. Las considerables diferencias de gasto publico en el ámbito educativo entre los diferentes territorios de España. La enorme proliferación de decretos, leyes y normas relacionadas con la educación a nivel autonómico. Las diferencias en las materias, en los conceptos y en los libros de texto, distintos en cada comunidad, disparan el gasto público en el sector educativo y acentúan las desigualdades entre el alumnado.
No puede ni debe ser sostenible un sistema que promueve la desigualdad. El Artículo 27 de la Constitución lo reseña claramente. “Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”
No se puede seguir permitiendo un concepto histórico erróneo como es el de la Corona Catalano-Aragonesa, concepto que aparece en la pagina web oficial de la Generalitat de Cataluña y, lo que es mas grave, en los libros de Geografía e Historia de los colegios catalanes. No es admisible que se intente dejar de enseñar los ríos de España y del mundo a los alumnos de Canarias, simplemente porque en ese territorio no hay ríos. Es aberrante pretender limitar el ámbito educativo a un determinado territorio cuando los conceptos básicos de la educación son universales.


Una vez escribí que consideraba el dialogo social y, como consecuencia, el acuerdo, como un gran puzle, en el que cada pieza debe encajar cediendo y ocupando espacios. Hoy mas que nunca la sociedad, la clase política, los sectores educativos, necesitamos llegar a acuerdos a través de un dialogo libre de intereses particulares. Siempre, en estos casos, nos viene a la mente el ejemplo de la transición. Algunos dirán que eran otras circunstancias y otros tiempos, pero está claro que, si somos lo suficientemente sensibles a las necesidades sociales, nos daremos cuenta de que siempre existen motivos para el dialogo y para el acuerdo y, hoy, quizá, mas que nunca, por que es hoy, el ahora de ahora.
La irresponsabilidad de la clase política actual, de abocarnos a unas nuevas elecciones generales, las cuartas en cuatro años y la de seguir manteniendo un sistema educativo plagado de anomalías y desigualdades, nos provoca un impulso contenido de rabia e impotencia a los humildes españolitos de a pie, entre los que me incluyo.

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