lunes, 24 de agosto de 2015

LLUVIA SIN CORAZÓN

Hay una magia singular en las noches con lluvia, aunque pensar en el sufrimiento de los inundados nos devora la poesía… compartida desde la distancia. Cuando llueve, las tardes se dan prisa en morir y a veces no tienen suerte porque alguien les asesta una puñalada y aparece un requicio del ocaso. Nos ilusionamos: ¡Dejó de llover! Y antes que terminamos de la frase, el cielo se cierra otra vez, la lluvia vuelve a golpearnos la cara, y dibuja espejitos en el asfalto, en los que pueden mirarse y acicalarse los duendes cuando salen a controlar la noche. Pero está el otro lado de las cosas, según del modo que miremos…
El gorrito gris que protege al bebé del frio, la pérdida de todo lo material que fue comprándose con esfuerzo, el rosario que se desliza entre los dedos de una anciana, la hilera de mujeres y hombres esperando la botella de agua potable…..bolsas de polietileno navegando por el río, escapando de una camioneta cargada de mercancias , persistencia denodada de bomberos y la permanente solidaridad de los vecinos.
La lluvia no tiene corazón, tan pronto regala al hombre una buena cosecha como la destruye con un diluvio. Y es el hombre, quien desde hace muchos años olvida la sencilla sabiduría de la naturaleza y no valora los dones recibidos

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