viernes, 14 de agosto de 2015

UN PUEBLO SOLIDARIO

          

  Cuando el fuego les obligó a abandonar sus casas, los vecinos de Acebo, Perales y Hoyos, encontraron las puertas abiertas de un pueblo solidario, Moraleja. Dejaron atrás sus propiedades sin saber qué hallarían a la vuelta; una situación angustiosa que les hizo estar pendientes de ese hilo emocional que nos envuelve ante el desconocimiento de lo que nos depara el destino en un acontecer adverso. Pero la espera fue cálida, afectiva. Sintieron en la piel de la emoción el calor de su gente, de la gente cercana de su tierra, y supieron enseguida que no estaban solos. Hoy han vuelto de nuevo a sus casas, en un entorno triste, pero, a la vez esperanzador; en su memoria quedará para siempre el recuerdo de unas horas amargas, pero, a la vez, llenas de atenciones y afectos
La experiencia de la historia nos demuestra que el pueblo llano, la gente humilde, responde siempre de forma espontanea y generosa ante la desgracia cercana. En las zonas rurales de Extremadura, sobre todo en épocas de precariedad económica, eran y son frecuentes los ejemplos de solidaridad entre vecinos. Quizá por ello, haciendo honor a los genes solidarios del pueblo extremeño, Moraleja respondió con generosidad y entrega a la llamada de Cruz Roja y otros colectivos, llenando de alimentos, agua, camillas, mantas, colchonetas etc. los pabellones habilitados al efecto.
Es encomiable también el trabajo, la dedicación y la generosidad de todos los efectivos entregados a la extinción del incendio, los bomberos, personal, material y vehículos del cercano país portugués, que acudieron como apoyo importante a los trabajos de extinción, los voluntarios de Cruz y Roja y Protección Civil, las personas que por propia iniciativa se decidieron a colaborar en la entrega de alimentos o en la ayuda organizada de las tareas contra el fuego, etc.
No deja de ser admirable como el ser humano, en casos de tragedia o necesidad, saca lo mejor de sí mismo, quizá, en esta ocasión, fue la cercanía, la familiaridad del entorno y de sus vecinos, el conocimiento próximo de los medios de vida, en peligro, de los habitantes de las zonas afectadas, dependientes del turismo, del paisaje, de la flora, de las aguas; en definitiva, de la hermosa naturaleza que nos brinda esta esplendida sierra del norte extremeño.
Ahora es tiempo para la esperanza. Ya se están realizando tareas de limpieza de los ríos y del entorno afectados. Es necesario un plan minucioso de recuperación de la zona, aprendiendo de los errores y estableciendo medios legales y físicos que impidan, en todo lo posible los incendios. La máxima ayuda a las personas y los pueblos afectados, para una pronta recuperación del paisaje y de los medios de vida.

Los titulares catastrofistas de algunos medios de comunicación, tergiversando la realidad, han podido hacer mucho daño a la economía de esta querida tierra; ejemplo: “Las llamas reducen a cenizas la economía de Sierra de Gata”, El Mundo, 09/08/2015. Nada más lejos de la realidad. No olvidemos que la Sierra de Gata tiene una superficie de 125.400 ha y 21 pueblo El incendio ha afectado a 8.500 ha y a 3 pueblos, por lo que 116.900 ha. Y 18 pueblos no han sido dañados por el fuego. La Sierra de Gata sigue estando llena de atractivos turísticos que es necesario promocionar.

Por sus paisajes, sus gargantas, sus aguas cristalinas, su fauna, su flora y sobre todo por su gente buena, amable, generosa, trabajadora, hospitalaria y SOLIDARIA, merece la pena visitar y disfrutar de esta bella sierra extremeña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario